-Buenos días, vengo a pagar una tasa. Esta de aquí-zarandeó el papel-, es para mi ejecución.
-Por su puesto, a ver, déjeme la resolución...ajá...sellamos esto...
-Con cuidado por favor, no me arrugue la hoja.
-Oh, sí, lo siento, lo siento...esta copia para usted y esta otra para el banco. Ya está. El importe es diez con treinta...precio de las balas y costal incluido para el cadáver.
-Perfecto, qué gusto hacer un trámite bien hecho...emm...pasa algo?
-No, nada; es que suelo cobrar cinco con veinte.
-Ah, claro, pero yo me pedí balas calibre 30, sabe?... de esas nuevas que lo atraviesan más fácil a uno.
-Pues muy bien hecho, señor; de vez en cuando hay que darse sus gustitos.
-Sí, ya ve. Si no es ahora, cuándo.
-Obvio. Entonces me firma por aquí y ya está. Todo el papeleo listo, su ejecución la tiene fechada...sí...aquí lo pone: martes veintiuno de mayo del año en curso...no... no me diga! qué mala pata, se pierde usted la final de la champions.
-Eso mismo le iba a decir, oiga; para que vea cómo es la burocracia. Mi abogado ya está trabajando en la apelación de la sentencia. A ver si me la posponen un par de horas, para ver el primer tiempo.
-Qué crueldad, ojalá tenga suerte.
-Gracias. Ya me voy retirando.
-Nos vemos, hombre...aunque lo dudo mucho jeje... Por cierto, por qué lo ejecutan?
-Banalidades de la vida, verá: Optimismo flagrante en primer grado.
-Oh...
El funcionario le miró con recelo y dio por terminada la conversación. No vaya a ser contagioso.