8 mar 2008

FBck

aburrido,aburrido, aburrido.

-I need, I need...dar un paseo-deja ya de pensar en inglés!

Me sequé, me vestí y salí con la bici.
-Ya vengo.
-A dónde vas?
-Ya vengo.


Condicionadísimo por la música de mi mp3 pedaleé un rato hasta coger la vía ciclista en... una calle. El punto es que eran las seis y algo... y yo quería ver el atardecer en la barceloneta. Sentadito en el muelle, con una mano sujetando mi bici y con la otra tirándoles pancito a los peces. Lo cual casi me cuesta 50 euros.
-Oiga, no le tire basura a los peces, hombre.
-Es sólo pan.
-A ver.
Y confiscó mi pan.
-A la próxima le multo. Esto no se puede hacer.
-Pero, aquí yo no hago nada porque se me ocurra, señor. Como extranjero que soy, siempre ando muy cuidadoso de no molestar a nadie, ni transgredir las normas. Esto se lo vi a hacer a dos...
Aquí me detuve un rato a pensar: Cómo rayos se dice "moros" sin ofender.
-...unos señores musulmanes.
-Ajajá!

Pero bueno, yo acaba de salir del edificio y eso todavía no iba a ocurrir a menos que algo alterara el normal transcurso del espacio-tiempo y evitara que yo pudiera llegar a la barceloneta a tirarles pan a los pescados.
Y en efecto, empezó a llover. A cántaros.
Y la gente feliz porque es época de lluvias sólo que no llueve y luego la generalitat pone restricciones a los ricos que quieren llenar sus piscinas con agua que luego nos falta a los pobres, y los ricos se quejan: pobres de nosotros, quién nos manda ser ricos...cosas de esas. Porque me acuerdo que leí en un periódico, acerca de ello. El texto no me parecía del todo completo, en cuanto a la información. Pero, en fin qué se le puede pedir a un periódico gratuito que suele poner titulares del tipo: Los españoles las preferimos delgadas. Estúpido diario, y encima en primera persona... subjetivos, éstos. Las preferimos... las preferimos... mientras que en algún lugar del mundo una multinacional se está cargando un bosque, una población, un ecosistema...delgadas...delgadas...las preferimos...ahhhhhhhhh.

Bueno, estaba en que había empezado a llover y mi bicicleta no es montañera, es urbana, o así le llamo yo; el caso es que a las llantas les dio por patinar sobre el suelo mojado, me fui de bruces, rodé un poquito y dije: au!
Es así como se alteró el normal devenir del espacio-tiempo, el guardia que me iba a multar por tirarles pan a los peces se quedó esperando hasta muy de noche, pero no encontró a nadie a quien multar porque yo a esas horas ya estaba en el edificio, subiendo mi bici y mi cuerpo por las escaleras, porque no hay ascensor, y como dijo una señora: yo me muero, y ni lo pondrán.
-No diga eso, señora Nuria-dijo mi mamá.
-Así son las cosas, mira. Llevo 35 años en este edificio y aún no me ponen el ascensor.
-Bueeeno-dijo mi mamá.
-Y este joven no habla?-me señaló la señora Nuria.
Porque yo no hacía otra cosa que mirarlas hablar y sonreír. Es que últimamente me ha dado por la consigna de: Una sonrisa no cuesta nada.
-No, es callado-dijo mi mamá.
-(sonrisita no cuesta nada)
-Ahh, como mi hijo, ése es igual.
-(se podían contar mi dientes, 1,2,3...)

Al rato subimos y la señora Nuria se quedó abajo esperando su taxi. Y a veces pienso que hubiera sido bueno avisarle que los taxis, ese día no pasaban por casa porque había una maratón; pero no, justo tenía que haber estado yo con el rollo de: sonrisita no cuesta nada.

6 mar 2008

me ocurrió hoy

La mujer subió en Paseo de Gracia, y no paró de dar alaridos hasta que bajó, en Liceu, creo.

-A ti, sí... a ti-le gritaba a su reflejo en el cristal de las compuertas- No te quiero ver ni en pintura.

No tardó en atraer sobre sí toda la atención. En el vagón todos nos miramos muy de acuerdo: Sí, Está loca.
Bien, me dije, y a continuación lancé una mirada de: Y ahora qué, muchachos? A lo cual todo el mundo me respondió con la mirada de antes: Sí, está loca. Ya lo sé, rayos...pero ahora qué!
Al cabo de un rato había empezado a bizquear de tanto lanzar miraditas consecutivas. Nadie me hizo caso, así que volví los ojos a mi libro de crónicas latinoamericanas.
El capitán Hernando de Soto acababa de hacerle mate a Juan Riquelme. Todo por culpa del consejo del lambido de Atahualpa que, como se aburría en su celda, le había dado por aprender el ajedrez tan sólo mirando jugar a sus captores.

-Sí, a ti. Ni en pintura, me oyes?... ni en pintura. No me importa que te vayas con el comodín. Yo no te quiero ver, no, no. Sí, sí, te voy a señalar, te señalo. Tú, tú, ni en pintura.

La mujer de los alaridos seguía ensañada contra su reflejo, y además no me dejaba mantener la atención en mi lectura. Entonces yo, muy didácticamente, superpuse la historia que leía con lo que estaba ocurriendo: A pesar de todo el Inca se había arriesgado a hacer algo que nadie se hubiera atrevido. Fue tozudo, inteligente y terminó ganándose la simpatía de Soto. Sí, eso hizo. Y yo debía seguir su ejemplo.

Alcé la vista, suspirando de resignación. Un vistazo al vagón. Todo el mundo seguía con la miradita de "Sí, está loca". Entonces cerré el libro, lo guardé, y me acomodé las gafas. Ojalá que esto sea discreto.

-Sí, a ti. Ni en pintu...
-Señora! ...se encuentra bien?

La mujer me miró raro, como si no se lo esperara. Yo prefería mantener mi atención en ella, puesto que ya me imaginaba a todo el mundo viéndome con curiosidad: Sí, míralo; es el terco que preguntaba eso de y ahora qué... sí, es él, juas juas.

-Lárgate-me dijo- vete.
Y continuó hablando con su reflejo.
-Señora, vamos. No es normal lo que usted está haciendo. Mire, conversemos.
Ella me miró casi haciendo pucheros. Y todos en el vagón estuvieron de acuerdo en que yo era un pesado.
-Vale-cedió-, me llamo Clara. Y tú?
La gente del vagón casi me aplaude.
-Lindo nombre-desvarié-. Clara...
-¡Que cómo te llamas, %&#%&!-me gritó en la cara.
-Emm...Rodrigo.
Fue el primer nombre que me vino a la mente. En circunstancias como esa, no le puedes decir a una tía loca que te llamas Habichuela, o pensará que en realidad eres tú quien necesita la ayuda psiquiátrica.
El metro se detuvo. La vocecita por los parlantes anunció: Liceu.
-Aquí me bajo-dijo ella, y movió la cabeza invitándome a seguirla. Me lo pensé, me lo pensé.
-No, lo siento. Tengo cosas que hacer.
Ella puso cara de decepción. Volteó buscando su reflejo para gritarle una vez más, pero las compuertas estaban abiertas y no había cristal que reflejara. Bajó y se perdió entre el gentío. Yo no supe si sentirme satisfecho. Volví a mi lugar y retomé la lectura. Atahualpa, Atahualpa; me dije, lo intenté al menos. Y seguí leyendo el resto de la crónica que en resumen decía algo como:
...por su intromisión, el Inca se ganó el resentimiento de Riquelme, quien no soportó haber perdido por consejo del indígena. Fue él mismo quien posteriormente dio el voto decisivo a favor de su ejecución.
Por lambido, pensé. El metro se había detenido. Yo me bajaba en Paralel.

4 mar 2008

Los bunkers-te quiero mucho.

Es de noche en la habitación-cueva. El desorden no se ve, sólo se delinea entre las sombras y acaricia las siluetas de una habitación, tan pequeña que casi no da espacio para la oscuridad. Sin embargo, él duerme, bajo una sábana y un cubrecama. En medio del sueño el calor pasa inadvertido, pero le rodea, le abraza, y le deja libre los pies.
No importa lo que está soñando, da igual si duerme una o cinco horas esa noche. El móvil suena y él despierta. A veces ama a su móvil, pobrecito...pero veces lo ama. Habla bajo. Cuántos oídos sensibles duermen alrededor suyo. Susurra al teléfono, soñando a la vez.
Habichuela: Soñé que me llamabas, mi amor. Lo hice. Y en el sueño no dejaba de mirarte. Sí, sí, hablaba por el móvil y no te podía quitar los ojos de encima, porque además te estaba soñando, me entiendes? y es maravilloso,mi amor. Lo es, soñar que te veo y que a ti se te ocurra llamarme mientras lo hago...
sí, sí...puede que esté sonámbulo.

3 mar 2008

Legumilandia, en algún piso, en alguna habitación...

Revuelvo en mis cajones. No encuentro la plumilla. Tiendo mi cama, pero no la hallo. Piensa, me digo, luego pienso. Existe, me digo, luego existo... me rasco la cabeza y pruebo otra vez en mi bolsillo. La encuentro. Me siento tonto por unos segundos...

Ahora sí. Tomo la guitarra y...bueno...mente en blanco otra vez. Rayos, me digo. Empezaremos tocando los viejos éxitos. Él público dice: bueno. Un, dos, tres...rock and pop:

(algún día subiré la música para que puedan oírla)

Termino el recital preguntándome si por ahí se nota la influencia de Coldplay. No, creo que no; me respondo. La de la Alejandro Sanz, insisto, esa seguro que se nota. No, creo que tampoco; me respondo otra vez. Pienso...pero mente en blanco. Sin despegarme de la guitarra y con la plumilla en los labios, abro youtube.
Habichuela, Habichuela....Claro y distinto, claro y Distinto...Míralo a Adam Green...lee más a Descartes
-No, más Descartes no; ya no. Suficiente con el examen de filo.





2 mar 2008

Academia Blancafort (ya sé que tiene nombre de marca de harina ¬¬)


Lunes, descanso luego de la clase de Lengua y Literatura.

Habichuela no conoce a nadie todavía, además es tímido. Saca su móvil y se hace el interesante mirando las opciones. La chica que llegó tarde y no tuvo más remedio que sentarse a su lado, se va a comprar un café de la máquina. Al volver, le trae uno a él también.

Habichuela (pensando): Rayos, pero yo no tomo café.

Chica cafeinómana: Anda, tómalo. Lo necesitarás. (y pone cara de adicta)

Habichuela: Vale.

Coge el vasito de plástico, se quema un poco con la bebida, sin embargo se la lleva a los labios y se hace el que bebe.

Habichuela: Está bueno.

Chica conversadora: Algo. Por lo general los cafés de máquina no son buenos, sabes? Si quieres al otro descanso bajamos al bar. Por cierto, cómo te llamas, chico nuevo?

Habichuela (otra vez pensando): Que no se ría, que no se ría...

Chica insistente: Vamos. Yo me llamo Liane.

Habichuela: Pues yo soy Habichuela y me apellido Singracia.

He aquí un momento de espera en el cual la chica se parte de la risa, habichuela se pone rojo y de pronto nota que le interesa mucho mirar por la ventana.

Chica burlona: Mucho gusto.

En eso llega la profe de filosofía, muy guapa ella, pero con un humor de perros. Todos calladitos. Ella empieza a escribir la clase en la pizarra. Habichuela nota que un muchacho de atrás conversa con Lian y se ríen, luego le pide un lapicero porque se le volvió a perder el suyo.

Chica solidaria: Ay, Rodrigo, mira tú. Uno de estos días vienes sin cabeza.

Rodrigo: Sí, capaz; jeje...